Mis primeros contactos con el arte y el diseño

Mis primeros contactos con estas dos modalidades están muy claros, mi niñez. Mi padre ha estado siempre relacionado con el mundo editorial y el arte, ha sido ilustrador de libros juveniles además de artista plástico en sus ratos libres. Y como comprenderéis, siempre he estado rodeada de colores, pinturas, lapiceros y todo tipo de material para crear imágenes.

Siempre había grandes carpetas con papeles de todo tipo y acetatos con tramas y lineas, letras en hojas transparentes que se pegaban al papel cuando presionabas con un lapiz (el famoso Letraset), y tiralíneas y botes de tinta y rotrings en cualquier bote de lápices de la casa. 

Recuerdo la llegada a casa del primer ordenador con un programa de dibujo, se supone que iba a ser la revolución y que permitiría pintar cuadros. Tenía una gran tableta sobre la que podías dibujar con un raro lápiz conectado por un cable y que permitía hacer algo más que escribir letras con un teclado, que era lo único que hasta entonces en mi casa se podía hacer con esa pantalla que parecía una tele.

Con esa cantidad de material a mi alrededor y mucha curiosidad de mi parte, era fácil que me dedicara al mundo del arte.

Pero fue con 16 años cuando comenzó mi contacto más directo con el mundo del diseño gráfico. Al poco de  comenzar el primer año de Bachillerato Artístico me propusieron trabajar de becaria en una pequeña editorial, unas pocas horas al salir de clase, para familiarizarme con el sector y echar una mano en algunas tareas como escaneado de imágenes, clasificación de cd’s, y esas tareas típicas de becarios. Pero a la vez comenzó a interesarme lo que veía y empecé a estudiar por mi cuenta programas de diseño vectorial para poder llegar a hacer lo que los diseñadores hacían dentro de la editorial. Mi aventura como becaria en aquella editorial duró poco pero sirvió para que desde entonces el diseño me acompañara a lo largo de mi vida. 

Mis principios y mi formación

Comencé a estudiar de forma autodidacta diferentes programas de diseño y retoque fotográfico, hasta que unos años después pude ampliar mis conocimientos en la Escuela de Grabado y Diseño Gráfico de la Casa de la Moneda  y en la facultad de Bellas Artes. Estudios que fui compaginando con diferentes trabajos como diseñadora gráfica para la Agencia de Servicios editoriales que mi familia había creado.

Con 18 años publicaron mis primeros libros, una pequeña colección de 4 libritos de pasatiempos para niños pequeños. Muy sencillos pero que sirvieron para que desde entonces mantuviera contacto constante con el mundo editorial, ya fuera maquetando, dibujando, coloreando o creando proyectos de colecciones infantiles.

Unos años más tarde decidí ampliar mis conocimientos de nuevo, y a través de varios cursos y certificados abrí mis horizontes hacia el diseño web, dejando un poco de lado el mundo editorial y centrándome en el Diseño corporativo y la imagen de marca.

Lo que me hizo pasar un par de años como responsable de diseño de una empresa de crowfunding, encargada principalmente de cambiar por completo la imagen corporativa de la empresa y todas sus aplicaciones.

Gracias a dicha experiencia decidí ponerme por mi cuenta como freelance y llegar hasta donde estoy hoy. Disfrutando de mi trabajo como diseñadora gráfica freelance ayudando a decoradores e interioristas a ponerle cara a su marca y a encontrar la imagen que les defina en base a un buena estrategia de branding.

Como diseñadora gráfica disfruto con cada uno de los proyectos en que trabajo, y los hago míos durante el tiempo que están en mis manos.